viernes, 11 de septiembre de 2015

REGLA DE TRES SIMPLE EN UNA GRANJA



                      
Cuando trabajé en una granja de aves reproductoras, teníamos que lograr que las aves crezcan uniformemente desde que eran unas pollitas. Cuando las aves tenían unas   semanas de edad era normal que estuvieran muy disparejas en tamaño y peso a pesar de haber nacido el mismo día. Teníamos entonces que realizar la “clasificación”. Debíamos reunir momentáneamente todas las aves en un espacio pequeño y formar dentro del galpón subdivisiones para formar corrales en donde entren los grupos de aves según su categoría. Es decir, teníamos corrales para flacas, normales, gordas y supergordas.
Cada una de las aves era pesada y según su peso se determinaba a qué categoría pertenecía (para esto existía un rango de pesos que determinaba la pertenencia a una categoría).

Vista del galpón con aves adultas. La presente historia se refiere a gallinas muy jóvenes.

El problema era que de los cuatro corrales formados algunos estaban más o menos vacíos y otros aparecían más llenos. En el galpón del cual era responsable decidí usar la regla de tres simple para determinar qué cantidad de espacio y de comederos le correspondía a cada categoría. Por ejemplo, supongamos que de 4132 aves el resultado haya sido

supergordas   374
gordas              688
normal           2102
flacas                968
TOTAL            4132


La unidad de área en el galpón era el llamado paño, que era un área cuadrada de aproximadamente 9 m². Estos paños estaban determinados por postes, con los cuales era posible formar los corrales. El asunto era saber cuantos paños le correspondían a cada categoría.
En todo el galpón habían 33 x 4  = 132 paños.
Calculando el número de paños para las supergordas tenemos con la regla de tres simple:

4132 aves ---- 132 paños
374  aves  ----   X

X = 374 (132)  = 11,94772... ≈ 12
          4132

Como se ve, aquí también apliqué aproximaciones.

Para las gordas tenemos:

4132 aves ---- 132 paños
688 aves   ----   X

X = 21,978702... ≈ 22

Para las normales tenemos:

4132 aves ---- 132 paños
2102 aves ----   X

X = 67,15004... ≈ 67

Para las flacas tenemos:

4132 aves ---- 132 paños
968 aves   ----   X

X = 30,92352... ≈ 31

Para determinar la cantidad de platos que le correspondían a cada categoría volví a usar la regla de tres simple. Como en total habían 458 platos calculé para el caso de las supergordas

4132 aves ---- 458 platos
374 aves   ----   X

X = 458 (374)  = 41,45498... ≈ 41
          4132

Usted, estimado lector, podría calcular la cantidad de platos que le correspondió a las otras categorías. Finalmente, la disposición de los corrales y platos quedó como en la imagen de abajo.


Usted seguramente se preguntará qué importancia tenía saber la cantidad de espacio y comederos que le correspondía a cada corral. Lo que pasa es que si las aves tienen mucho espacio tienden a enflaquecer y si tienen poco espacio tienden a engordar. Existe una relación apropiada entre número de aves y cantidad de metros cuadrados para las aves reproductoras (las cuales no deberían ser ni muy gordas ni muy flacas). La cantidad de platos era importante porque si existiese en algún corral pocos platos para la cantidad de aves y dado que las aves reproductoras reciben sólo la cantidad precisa de alimento una vez al día y que este alimento es consumido luego de pocos minutos la consecuencia sería que esos pocos platos serían copados por las aves y varias quedarían sin poder acceder a su ración diaria; por consiguiente estas aves enflaquecerían mientras que otras engordarían al comer más de lo que les corresponde.

El resultado de mi trabajo fue que después de un tiempo mis aves emparejaron el peso (la gran mayoría se convirtieron en “normales”) y al quitar las divisiones continuaron así de parejas, mientras que en los otros galpones las aves no emparejaban en sus pesos, crecían disparejas debido a que los otros trabajadores no habían distribuido adecuadamente el espacio ni los comederos. Tuvieron que realizar la clasificación hasta en tres ocasiones, cuando en mi caso sólo se hizo una vez. Debo decir aquí que traté de explicar mi método al capataz y a los otros trabajadores pero no me creyeron ni entendieron, tal vez porque muchos de ellos únicamente habían terminado la primaria.


En conclusión, con mi procedimiento logré facilitarme el trabajo al evitar realizar otras clasificaciones y además obtuve un mejor resultado porque mis aves crecieron más uniformes que en el resto de galpones.






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